Yerma
Excelente versión de una contemporánea Yerma, sin la voz que Lorca escribió para ella pero con todo el significado y la profundidad de su drama. Una lección de cómo inspirarse en una obra maestra para modernizar y enriquecer el repertorio, para seguir jugando con el teatro.
Un cuerpo cubierto y tirado sobre el asfalto por sobredosis, se acerca una ambulancia... Tras esta primera escena, suponemos que del futuro, empieza la historia de una famosa artista bilbaína y su marido. Cuando compran una casa nueva hay espacio para la habitación de un niño, un tema que por el momento no habían planificado y ahora surge. El joven matrimonio ante la posible maternidad descubre que el éxito en sus carreras no se corresponde con su relación: falta de comunicación, relaciones sexuales deterioradas, diferencias en sus prioridades... Esta mujer será Yerma, una mujer que empieza a obsesionarse por el embarazo cuando éste no se produce, los amigos son ya padres, el mundo empieza a girar en torno a la infancia y ella se aísla, sin el apoyo de su pareja...
El espíritu de Lorca se encuentra en esta Yerma actual, sin las palabras de Lorca pero con la misma asfixia vital de la mujer que no tiene hijos y quiere tenerlos, una mujer asediada por un entorno que condiciona la maternidad que debería llegar.
La obra se compone de microescenas y en los sucesivos diálogos de la pareja vamos observando un deterioro progresivo de la relación, sin que el amigo ni la madre devuelvan la armonía a Yerma. El retrato egocéntrico de Jon está dibujado con gran naturalidad y los diálogos entre Yerma y Jon tienen una fuerza y vitalidad que nos ata a la escena, nos implica en todo el drama realista en el que se ven inmersos estos personajes. Ane Pikaza y Aitor Borobia interpretan con gran naturalidad a los protagonistas de esta crónica de muerte matrimonial anunciada.
Otro punto muy interesante es esa obra pictórica de la protagonista (vamos viendo en escena cómo la crea) que mantiene un paralelismo con su estado vital y, así, la negrura final que supone el rechazo del galerista, se transforma en una alegoría del rechazo de su concepción.
Magnífica obra que ha supuesto un soplo de aire fresco en la temporada madrileña y que debería tener más continuidad. Un gran ejemplo de cómo se puede hacer un teatro social sin olvidar que detrás de toda gran obra deben existir unos personajes que estén vivos.
Autoría y dirección: María Goiricelaya
Intérpretes: Ane Pikaza, Aitor Borobia, Unai Izquierdo, Loli Astoreka, Leire Orbe
Compañía: Dramática Errante
Escenografía e iluminación: David Alkorta
Vestuario: Daniel F. Carrasco
Visuales: Gheada
Música: Zabala
Sonido: Ibon Aguirre
Teatro: Fernán Gómez Del 8 al 25 de febrero de 2024
Duración: 105 minutos
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