Tan solo el fin del mundo
El montaje y la interpretación de este magnífico drama de Jean-Luc Lagarce realizado por Israel Elejalde me ha provocado cierta decepción, muy alejado de mi percepción como lector teatral (no tengo referencias escénicas). He tenido que distanciarme mucho del texto que acababa de disfrutar para poder valorar la representación por sí misma.
Jean-Luc Lagarce escribió esta obra en 1990 cuando supo que tenía SIDA, en una época en la que esta enfermedad era mortal. Louis, el protagonista de "Tan sólo el fin del mundo", decide volver a la casa familiar cuando recibe la noticia de que le queda poco tiempo de vida, a sus 34 años (la misma edad que tiene Lagarce). Louis se fue hace muchos años, huyó de su hogar y no mantuvo ningún contacto con su familia; ahora decide volver para comunicar su muerte cercana, aunque no tiene claro el motivo de su retorno ni cómo van a acogerlo. Una hermana que sólo conoció de niña, un hermano que le guarda rencor, una madre que quiere que todo vuelva a la normalidad y la desgraciada esposa de su hermano.
El lenguaje poético que utiliza Jean-Luc Lagarce en los diálogos y monólogos tiene una cadencia y una estructura repetitiva que rompe el naturalismo y dificulta encontrar el tono adecuado en la representación así como en la forma de interpretarlo los actores.
Desde mi punto de vista, Israel Elejalde no ha estado inspirado y como espectador no he conectado con lo representado. Por ejemplo, la escena de la llegada de Louis a la casa familiar, en relación al papel de la madre, resulta en exceso cómica e incongruente con ese diálogo entrecortado, distante y pueril, casi absurdo, que escribe Lagarce. Eneko Sagardoy, como Louis, tiene sus mejores momentos en los monólogos y pierde fuelle en algunos diálogos; a María Pujalte le toca el papel superficial de la representación y lo remarca; la actriz Yune Nogueiras, en el papel de hermana, no emociona en el sentido diálogo que tiene con el protagonista; Raúl Prieto interpreta al hermano con el perfil más brusco y realista de todos los personajes y parece encontrarse en otro tipo de obra, en contraste con la dirección de los demás... Por último, el danzarín que fluye entre personajes y que en alguna ocasión interacciona con ellos, alter-ego de Louis, es un añadido de Elejalde que no aporta capas al texto ni embellece especialmente la función sino que a veces, incluso, distrae.
La extrañeza poética del lenguaje, los silencios, los desgarradores monólogos y los desencuentros quedan reflejados en una parte de la representación con el suficiente atractivo como para ir a verla. La obra es compleja y aquí hay momentos grises que no la favorecen para apreciarla en todo su sentido.
Os recomiendo que veáis la película que realizó Xavier Dolan en 2016, una lectura más próxima al espíritu del texto de Lagarce, aunque utilizara un lenguaje cinematográfico y abreviara el hermoso monólogo inicial. Un film bellísimo, sutil y profundo.
Texto: Jean-Luc Lagarce
Dirección: Israel Elejalde
Traducción: Coto Adánez
Intérpretes: Irene Arcos, Yune Nogueiras, Raúl Prieto, María Pujalte, Eneko Sagardoy y Gilbert Jackson
Escenografía: Monica Boromello
Iluminació: Paloma Parra
Sonido: Sandra Vicente
Vestuario: Sandra Espinosa
Composición musical: Alberto Torres
Ayudante de dirección: Toni García
Producción: Teatro Español y Teatro Kamikaze
Teatro: Teatro Español Del 29 de noviembre al 7 de enero de 2024
Duración: 90 minutos
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