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Ruido de fondo (1984) de Don DeLillo



Don DeLillo es un escritor original, profundo y desconcertante que atrapa aunque en la novela retrate lo más banal de los individuos de nuestra sociedad de consumo. ¿Por qué he tardado tanto tiempo en leer un libro suyo?







Don DeLillo (1936) es un escritor neoyorkino que ha publicado 18 novelas y una decena de obras de teatro, además de ensayos y cuentos cortos, con cierto prestigio en su país y con muy poco éxito entre los lectores españoles (así me lo comenta un librero de confianza).


Jack Gladney, tal y como nos cuenta él mismo, es un profesor universitario que ha alcanzado gran prestigio por ser un especialista en Hitler... aunque tenga que aprender alemán a escondidas porque ha organizado una convención sobre el tema. Esta será una de las múltiples ironías de esta novela, un síntoma más de la hipocresía y superficialidad de este personaje. Jack vive con Babette, su cuarta esposa, y con varios hijos compartidos. Su mujer adora, como él, comprar en el supermercado (un lugar seguro y confortable, lleno de posibilidades para el consumo).

Un día las clases se suprimen durante unas semanas por unos extraños síntomas pero a nadie parece preocuparle, aunque aparezcan unos investigadores con trajes de buzo... porque si fuera importante, las autoridades lo comunicarían. Poco después, se produce un accidente en el que hay un escape y una nube empieza a extenderse: la familia de Jack, como la mayoría de los vecinos de la urbanización, no reaccionará hasta que las autoridades obliguen a evacuar...

Ante estas situaciones surge la paradoja (hay otras) cuando sabemos que el matrimonio está obsesionado con la idea de la muerte, no sólo debate quién de los dos morirá antes o quiere morir antes, sino que sienten un miedo visceral, sobre todo ella, que intentarán ocultarse por un tiempo.

Alguno de los hijos pequeños resultará ser más razonable e inteligente que los propios padres... aunque las preguntas que hacen a los padres puedan resultar rocambolescas y sus reacciones de una frialdad paradójica. Con DeLillo no hay nada previsible.


La lectura de "Ruido de fondo" resulta desconcertante porque no es fácil interpretar el sentido que DeLillo quiere dar a los personajes, a las escenas o a las conversaciones, su ironía es tan sutil dentro de una narrativa realista, pero no exenta de posibles absurdos, que reta la inteligencia del lector. Es muy característico que la narración de una escena cotidiana acabe en una situación extraña de forma inesperada.

El terreno no es firme, la interpretación ambigua, el ritmo pausado, algunos diálogos extravagantes... Ni siquiera se nos permite que podamos sentir especial empatía por algún personaje. El protagonista y narrador es un individuo ignorante y prepotente, característico del republicano medio norteamericano, que en uno de sus análisis nos dice: "La sociedad está organizada de tal modo que son los pobres y los analfabetos quienes sufren el impacto principal de las catástrofes naturales y artificiales. Son los habitantes de las zonas deprimidas quienes sufren las inundaciones; son los que viven en chabolas quienes soportan los huracanes y los tornados. Yo soy catedrático de universidad. ¿Has visto alguna vez un catedrático remando en un bote a lo largo de su propia calle cuando han salido las inundaciones en televisión?"


Retrata una sociedad burguesa que disfruta de todo el bienestar que puede ofrecer el capitalismo del consumo, con unos personajes aparentemente satisfechos con su vacía rutina, que disfrutan de los placeres más básicos (ver televisión, comprar, comer) y que ocupan todo su espacio vital sin atisbo a otra realidad y obvian su vacío, con ausencia de inquietudes y reflexiones.

La desinformación, la familia como elemento distorsionador, el miedo a la muerte y la negación de la realidad son otros aspectos que aborda esta novela.

Así nos encontramos con una credulidad apabullante: cualquier explicación es buena cuando confirma que todo va bien (la ceguera ante el peligro tóxico) o si está razonada con vehemencia (aunque los datos sean erróneos).

La ironía humorística es el recurso inteligente que nos queda ante la estupidez generalizada. Un ejemplo más: hay una vidente a la que acude la policía porque siempre encuentran los cadáveres donde ella señala... aunque no son los que están buscando.

Algunas frases son contundentes: "Para la mayoría de las personas, sólo existen dos lugares en el mundo. El sitio en el que viven y el televisor."


En algunas páginas de "Ruido de fondo" encontramos algunos excesos como el capítulo que dedica a la lectura que hace Babette de artículos sobre predicciones, ovnis y reencarnaciones, o algunos diálogos que serían más redondos si fueran más breves.


Una gran novela que despierta el interés por seguir leyendo a Don DeLillo, un escritor inteligente que tiene mucho que contarnos, seguro.



Editorial: Seix Barral

Páginas: 429



















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