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Juntos


Una ventana a la dura realidad en la que una mujer ha dedicado toda su vida a su hijo, ahora ya adulto, que tiene una mentalidad infantil. Una tragicomedia pensada para que los dos actores puedan lucirse en la interpretación, y lo hacen, Kiti Mánver y Gorka Otxoa, que son lo mejor de la función. El argumento discurre por todos los tópicos de este tipo de conflictos familiares, con final feliz previsible. Una dirección artesanal al servicio de esta rutinaria obra que desperdicia todas las posibilidades que podía tener. Un producto comercial destinado a despertar emociones entre sonrisas.


Asistimos a un día cualquiera, cuando la madre y el hijo llegan a casa con la compra de comestibles. La cocina es modesta, antigua, parece que pasan por dificultades económicas. Enseguida vemos cómo son los dos protagonistas: una madre con pelo cano, agotada, que sobrelleva con abnegación y benevolencia el torbellino de su hijo; un hijo que ya tiene cuarenta años pero muestra un carácter infantil, es tozudo, caprichoso, hiperactivo y cariñoso. Esa primera escena consigue atraer la simpatía del público.

Los personajes no evolucionarán a lo largo de la obra, repetirán sus actitudes. Será la aparición de la hija, que hace diez años abandonó su hogar y desapareció, la que generará un giro en sus vidas y reavivará el conflicto familiar. Ella se fue porque no aguantaba esa vida en la que todo giraba en torno a su hermano.


Con este material se puede crear una maravilla de obra pero Fabio Marra, el autor, no lo ha conseguido: se desliza por lo previsible, plantea mal algunas situaciones e intercala escenas llenas de humor que no encajan en el entramado principal. Un ejemplo pavoroso de cómo puede deslizarse pendiente abajo una obra es la escena en la que la hija, que es directora de Recursos Humanos, entrevista a una joven que parece sacada del vodevil andaluz, un personaje que no para de hablar y de decir estupideces. Las escenas que transcurren en el centro de discapacitados se resuelven de forma paupérrima, la frialdad pretendida esquematiza las situaciones y las reacciones de los personajes.

En un afán de conferir realismo, se entran en detalles banales que paralizan el discurrir de la obra: cuando la madre comprueba todo lo que han comprado y lo va metiendo, producto a producto, en la nevera o cuando la madre en varias escenas insiste en hacer la comida y se pone a hacerla.

El peor personaje tratado, además del personaje-vodevil, es la hermana: la frialdad inicial es excesiva, siempre envarada y con respuestas inapropiadas; la transición de su actitud defensiva hacia la conciliación no está bien justificada. Este problema no solo es debido al texto de la obra sino por la dirección y la interpretación. Ese traje-chaqueta que lleva todavía afila más la actitud del personaje, que necesitaba menos extremos.


La obra se disfruta por la magnífica interpretación de Kiti Mánver y Gorka Otxoa, ellos consiguen encarnarse en sus entrañables personajes desde el realismo y la honestidad, alejados de cualquier matiz que pueda exagerar sus papeles. !Qué maravilla¡


La escenografía de Curt Allen Willmer resulta muy acertada: recrea una cocina y todos sus elementos, con varios puntos de fuga, incluido un patio que se vislumbra a través de la ventana. Es un escenario giratorio que se moverá para emplazarnos en otros lugares, espacios reducidos con paredes y puertas grises, lugares inhóspitos como el centro de discapacitados o un despacho.


Aunque se nos dice que la obra gira en torno al concepto relativo de "normalidad", no pienso que sea un tema fundamental en lo que vemos. Prevalecen otros, como el sacrificio de una madre por el hijo que la necesita sin pensar en los demás, la dificultad de sobrellevar una convivencia con un hijo con discapacidad, el amor y el egoísmo. Temas que requerían, desde mi punto de vista, otros planteamientos.

Texto: Fabio Marra

Versión: Juan Carlos Rubio y Luis Miguel Serrano

Dirección: Juan Carlos Rubio

Intérpretes: Kiti Mánver, Gorka Otxoa, María Castro, Inés Sánchez

Ayudante de dirección: Isabel Romero de León

Escenografía: Curt Allen Willmer

Iluminación: José Manuel Guerra

Teatro: Amaya 30 de agosto al 27 de octubre de 2019

Duración: 90 minutos

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