El curioso incidente del perro a medianoche
El interesante best seller de Mark Haddon sobre un niño autista se ha convertido en una exitosa obra de teatro a nivel internacional. La producción española cuenta con la interpretación soberbia de Álex Villazán.
Christopher Boone es un joven autista que vive con su padre. La historia comienza cuando aparece muerto el perro de la vecina y el chico decide investigar el caso para descubrir al autor del asesinato. A pesar de sus problemas para relacionarse con las personas, seguirá adelante con su investigación y le llevará a descubrir su propia historia familiar.
El argumento atrapa al espectador / lector por la caracterización de un joven / niño que, a pesar de sus limitaciones, sabe superar todas las dificultades por su propio esfuerzo. Enternece cómo afronta cada problema, especialmente cuando se encuentra solo en Londres, y encandila por su fragilidad, su memoria prodigiosa, su destreza matemática (más propia de un genio). Es un argumento sentimental que consigue la empatía del público, a pesar del dibujo grosero del resto de los personajes, los tópicos, la poca credibilidad de algunas situaciones y la saturación verborreica: el pensamiento que no expresa el protagonista, nos lo cuenta una joven narradora.
El típico padre bruto pero responsable, la madre egoísta, el amante impresentable, la profesora de discursos maternales... personajes secundarios que, en la mayor parte de los casos, aparecen como figurantes que sirven de soporte al periplo del chico. Ningún personaje convence ni atrae salvo el omnipresente protagonista.
La obra se hace larga, reiterativa y cae, a plomo, cuando empieza la segunda parte. El exceso de diálogo rápido y los continuos movimientos de actores por el escenario producen cierta saturación.
La producción es espectacular, cercana a los musicales en la parte técnica y visual. La escenografía se apoya de forma inteligente e impactante en medios audiovisuales que refuerzan la dramaturgia. Los movimientos de los actores están sincronizados y se mueven como un grupo coral de un musical de Broadway.
Álex Villazán realiza una interpretación asombrosa, un profundo trabajo en torno a su difícil personaje, brillante en expresión corporal, facial y gestual, demostrando sus grandes dotes como actor: hay que seguir su carrera.
El resto de los actores resultan muy irregulares (alguno con limitaciones interpretativas), exagerados en la mayor parte de los casos, por indicaciones de dirección. Carmen Mayordomo defiende con dignidad su corto papel; en cambio, Marcial Álvarez (muy buen actor, por otra parte) acomete su papel de padre de forma hiperbólica, mejora en algún momento de intimidad pero, en seguida, se mueve con brazos de molino y eleva la voz en consonancia con el resto de los actores. Lara Grubbe es una narradora que relata de forma acelerada (como la mente de Christopher). Mabel del Pozo, en el papel de madre, sigue las mismas directrices que sus compañeros de reparto...
Espectacularidad, gran interpretación del joven protagonista y sentimentalismo argumental han catapultado al éxito a esta obra que se queda en interesante.
Texto basado en la novela de Mark Haddon.
Adaptación: Simon Stephens
Traducción: José Luis Collado Dirección: José Luis Arellano García Intérpretes: Álex Villazán, Marcial Álvarez, Lara Grube, Mabel del Pozo, Carmen Mayordomo, Anabel Maurín, Boré Buika, Eugenio Villota, Alberto Frías, Eva Egido Escenografía: Gerardo Vera Iluminación: Juanjo Llorens Vestuario: Silvia de Marta Música: Luis Delgado Videoescena: Álvaro Luna Coreografía: Andoni Larrabeiti Ayudantes de dirección: Andoni Larrabeiti y Dani Villar
Teatro: Marquina 5 de septiembre de 2018 a 20 de enero de 2019
Duración: 130 minutos