Contra tiempo y marea
Plácido y Domingo son dos vagabundos. Un día se encuentran en la calle y comparten a regañadientes el mismo lugar. La conversación se inicia con dificultad, hablan del tiempo, de temas que no rocen lo personal. Trapicheos, mentiras, egos, afloran en la breve convivencia. Plácido lleva la sabiduría de la vida a sus espaldas, es cauto, sereno. Domingo es la antítesis, hiperactivo, inestable, emocional. A pesar de la desconfianza, echan de menos el calor de su mutua compañía.
Iván Villanueva y David González hacen un gran trabajo, convierten sus personajes en seres entrañables. La cercanía del espectador con los actores, en la pequeña sala Intemperie, permite una convivencia especial con ellos. Buen trabajo de dirección, la obra respira veracidad con tan pocos elementos. Raquel Pérez maneja perfectamente el tiempo, las entradas y salidas, deja respirar el texto y la interpretación, aunque se descuida en el cambio de tono, más o menos amanerado, de David González.
La historia funciona bien, a pesar del tono excesivamente amable de los vagabundos (incluso el final trágico queda como un apunte). Es una opción respetable, defendible, pero falta más desgarro. Las peleas parecen más propias de niños que de adultos, la locura fluye en un plano de leve inquietud...
El perfil de los personajes, una vez dibujado con precisión, no ahonda en lo que puede haber detrás ni evoluciona en el tiempo vital que recoge de ellos. He visto esta obra como una perfecta historia corta que funciona como tal sin pretender más altos vuelos.
La función se sigue con interés, nos emociona y divierte. Una obra sobre vagabundos que permite salir feliz.
Texto: Sonia Madrid
Dirección: Raquel Pérez
Intérpretes: David González (Domingo), Iván Villanueva (Plácido)
Iluminación y sonido: Albino Hernández
Teatro: Sala Intemperie 15 de mayo a 7 de junio de 2018
Duración: 60 minutos