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Scratch


Scratch es una bajada a los infiernos, una historia que parte de la muerte del hermano, en una reyerta, para evocar su vida desde la niñez rural en Andalucía hasta el peregrinaje a la capital y a Londres. Vida nocturna en discotecas, bares, una historia cargada de drogas y sexo. Todo contado de una forma poco convencional, utilizando la música (psicodelia, tecno, Bach, pop...), el ambiente (humo, iluminación agresiva), la ruptura de la cuarta pared y la participación del público, las proyecciones en pantalla, el micrófono, el relato directo, para apoyar la escenificación del texto dramático.



Javier Lara ha mezclado realidad y ficción a partir de un episodio que vivió su hermano y casi le costó la vida. Es una autoficción contada de forma caótica, a veces sueño, a veces voz de la memoria, reflexiva y desorganizada, otras, relato personal que sigue su propio camino. No hay relato lineal y los episodios tienen una duración aleatoria, según la voluntad emocional de Javier.


Javier Lara y Fernando Delgado-Hierro demuestran su gran talento interpretativo. Es una gozada ver la perfecta caracterización del hermano perdido, rebelde, desbordado y la interpretación camaleónica (madre, padre, hermano...) de Javier Lara, auténtico showman.


La idea de implicar al público viene desde el principio. Al entrar al espacio escénico, la discoteca, nos ofrecen unas cápsulas, que aceptamos amablemente... Más tarde, formas parte de la clientela de un bar en Londres que te ofrece manzanilla y "cocretas". Y las palabras del texto que dice Javier Lara señalando al público: "Tú eres Antonio Carlos, mi hermano pequeño. Él va a hacer de ti." Este recurso, un intento de acercarnos o ser parte de la "realidad" que vamos a ver, no consigue lo que pretende, incluso me resulta algo forzado. Es quizás la idea que menos funciona en esta obra.


La escenografía, iluminación y humo nos sitúan en la discoteca, con un puesto de Dj. En un lateral, hay una pared llena de pintadas con su váter: punto de referencia en todo ambiente nocturno. En el espacio vacío, la silueta del hermanopintada en el suelo. Escenografía sencilla pero muy acertada. La iluminación, aunque bien justificada y conseguida, molesta (intencionadamente) cuando se producen fogonazos cara al público, fogonazos hirientes de la propia historia.

Teatro contemporáneo, estimulante, que sabe utilizar los recursos audiovisuales y tecnológicos para apoyar la historia y la escena con gran acierto. Este puede ser uno de los caminos del teatro actual, siempre que no abuse y se quede en la parte más superficial que ofrecen estos recursos.


Scratch es una obra que emociona, impacta y difiere del teatro narrativo convencional. Muy recomendable para cualquier espectador que sepa aceptar otras formas de contar en escena. Historia de una tortuosa adolescencia desde la actualidad.



Texto: Javier Lara

Dirección: Carlos Aladro, Carlota Gaviño, Inigo Rodríguez-Claro

Intérpretes: Javier Lara, Fernando Delgado-Hierro

Ayudante de producción: José Juan Rodríguez

Espacio escénico y vestuario: Paola de Diego

Iluminación: Pablo Seoane

Producción: Grumelot Teatro

Teatro: Nave 73 Miércoles de marzo y abril de 2018

Duración: 85 minutos

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