Lo que pasa de noche (2020) de Peter Cameron
- Jesús Falcón

- 11 jun
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 13 jul

La última novela de Peter Cameron no llega a la misma altura que sus dos anteriores, "Algún día este dolor te será útil" (2007) y "Coral Glynn" (2012), pero nos deja, como siempre, una experiencia de la que salimos trastocados.

Un matrimonio norteamericano viaja en tren atravesando paisajes nevados, por tierra extranjera, en la nada. Llegan a una estación que parece abandonada desde hace siglos, sin estar seguros si es su destino, perdidos, ella agotada por su enfermedad. Consiguen que un taxista los lleve al hotel reservado, un hotel sin casi clientes. El viaje ha sido duro pero compensará con la adopción de un niño concertada en un orfanato local. A partir de su llegada seguirán ocurriendo incidentes, encuentros con personajes extraños como el curandero local, el hermano Emmanuel, la cantante y melancólica Livia Pinheiro-Rima que se convertirá en una íntima confidente o el ejecutivo que acude de forma habitual al bar del hotel. Episodios y encuentros propios de un lugar invernal, inhóspito, de atmósfera fantasmagórica. Aunque sea real todo parece un sueño, una larga noche.
La fuerza narrativa de Peter Cameron nos aboca de lleno a ese ambiente inquietante y solitario, desde las primeras páginas, en el que los personajes andan perdidos sin que ellos mismos tengan la fuerza suficiente para resolver los problemas, personajes que se dejan arrastrar por "la amabilidad de los extraños". Un estilo también detallista, casi minimalista en exceso, atento a las acciones y los aspectos más cotidianos en medio de acontecimientos inesperados.
El autor nos transmite el estado anímico de esa pareja que se mimetiza con el paisaje, ella ha ido abandonado a todos sus seres queridos y ahora parece que también a su marido, como una forma de levar anclas al final de la vida, con una resignación profundamente triste. Las parcas conversaciones del matrimonio nos describen una ruptura y una falta de comprensión arrolladora, aunque él se haya convertido en el cuidador de su esposa enferma la distancia entre ellos es visible, hasta el punto de darse cuenta de que querría que ella ya se muriera. Resulta terrible y humano. Es una pareja a la deriva que parecía buscar una esperanza en una nueva vida, al menos para uno de ellos, y ahora se encuentra inmersa en un lugar desconocido e inhóspito que agudiza la orfandad del matrimonio: la barrera del idioma con los autóctonos distantes, aunque siempre haya alguna persona acogedora, el frío y la oscuridad invernal, los espacios vacíos y anticuados... elementos que tensionan a la pareja.
La soledad impregna a todos los personajes como gotas de humedad que casi los desdibuja y los convierte en seres que se arrastran por la vida con tristeza fantasmagórica.
La realidad se tiñe de acontecimientos extraños, situaciones que traspasan el límite de lo esperable y de la lógica pero que pueden seguir siendo justificados en ese contexto ajeno del extranjero y "lo que pasa de noche". Algunos episodios se encuentran en los límites de la lógica y otros parecen imaginados.
Aquí destripo algunos pasajes en relación a lo que acabo de comentar.
La llegada a la casa del curandero, donde el taxista los deja sin explicaciones en lugar del orfanato, provoca un encuentro peculiar con él y un diálogo casi surrealista: ¿Destino, premonición?
La actitud acogedora del ejecutivo, también huésped del hotel, que se convierte en inesperado compañero del protagonista: una noche lo invita a cenar a un restaurante local y el protagonista es asaltado y agredido en los baños del restaurante, tras lo cual, el ejecutivo se lo lleva a su habitación para cuidarlo, en lugar de llevarlo a la habitación donde su mujer lo está esperando.
Son situaciones inesperadas que tienen su propia lógica, como la actitud final de su mujer o la intervención del personaje de Livia en el orfanato, aunque estén cargadas de extrañeza excesiva.
Al terminar la lectura de este libro, la atmósfera que impregna estas páginas se prolonga en el tiempo, aunque su conclusión final no me deja una gran huella porque esos personajes transcurren como fantasmas.
Editorial: Libros del Asteroide
Páginas: 272






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