Fahrenheit 451 (1953) de Ray Bradbury
"Fahrenheit 451" es una apasionante novela de ciencia ficción, una sobrecogedora distopía y un gran clásico de la literatura en general. Sigue atrapando por su argumento y por las múltiples reflexiones que provoca en el lector actual sobre temas que continúan vigentes y cuyo riesgo ensombrece el bienestar de la sociedad (aunque los hechos no sean exactamente iguales).
Guy Montag es un feliz bombero que disfruta con su trabajo: quemar libros. El gobierno busca la felicidad de sus ciudadanos, ha ido eliminando todo lo que podría producir desconcierto y sufrimiento, ha borrado la historia, la cultura, la filosofía... sólo quedan textos de mensajes claros, proyecciones televisivas que entretienen e incluyen a sus espectadores en la narrativa, concursos... Su esposa Mildred y sus amigas disfrutan con esa inmersión visual, hipnotizadas, siempre ocupado su tiempo de ocio, nada de charlas improductivas... Aunque algo debe fallar en esa vida rutinaria porque Mildred, con una vida plena, intenta suicidarse.
Un día, al volver del trabajo, Guy se encuentra con una nueva vecina, una extraña joven inquisitiva, directa, de diálogo inquietante. Otro día, Guy queda impresionado al quemar la casa y al anciano que no quiere separarse de sus libros... el despertar de Guy se irá produciendo, será consciente poco a poco de que la realidad que vive no es lo que quiere, robará algún libro y caerá en la tentación de leer. Nada queda oculto bajo la mirada y el control de su jefe de bomberos, el capitán Beatty, que se acercará a su casa para darle consejos...
Fahrenheit 451 es la temperatura a la que arden los libros.
El ritmo de la novela es ágil, la tensión del protagonista se transmite al lector y devoramos el libro para saber cómo acaba la historia de este héroe o contrahéroe que se encuentra muy perdido y se encamina a un callejón sin salida, en parte por su imprudencia y su incontenida rabia por lo que le rodea, una vez que es consciente de la falsa realidad.
La quema de libros como solución para eliminar la cultura, la reflexión individual y el inconformismo frente a la dictadura uniforme y protectora que se vende como la única solución para encontrar la felicidad, es el tema que primero nos llama la atención, pero hay muchas más reflexiones a lo largo del libro y Bradbury nos las provoca con frases aceradas, precisas y bellas.
Nos habla del conformismo de las personas y su inacción frente al que comete el delito como un hecho que no nos exime de la culpabilidad (la connivencia con las atrocidades nazis está muy cercana a la escritura de esta novela), la educación como época decisiva para el aleccionamiento ("arrancamos a los pequeños desde la cuna"), el exceso de información que produce en realidad una desinformación (es un hecho muy actual), la importancia de los buenos libros (no todos los libros) como referente y enriquecimiento del ser humano, la necesidad de una revolución cuando esta emana de la libertad y la iniciativa y no de seguir órdenes, el tiempo libre como fuente de reflexión e intercambio de ideas que se quiere cubrir con actividades lúdicas distractoras (el fútbol fue utilizado en este aspecto)... y la paradoja de la infelicidad (consciente o inconsciente) cuando se quiere imponer la felicidad.
Hay algunos episodios de la novela que no están a la altura de su desarrollo como la precipitada explicación histórica de cómo la sociedad fue perdiendo aspectos fundamentales de la cultura y la ciencia acomodándose a los gustos elementales de la mayoría de la gente, un punto que podía haber profundizado mucho más.
Esta obra tiene una gran calidad narrativa y estilística, en muchos momentos sorprende su gran sensibilidad y profundidad, muy por encima de la media del género de la ciencia ficción. A veces es cínico, como en la descripción de la muerte de Beatty, otras veces deja al desnudo la ridiculez humana sin contemplaciones.
Una muestra de cómo puede ahondar en la psicología de su protagonista y expresarlo de forma bella (página 22, tras el encuentro de Montag con la extraña vecina y la pérdida de la inocencia, el descubrimiento de la auténtica realidad): "No era feliz. Pronunció las palabras para sí mismo. Reconocía que éste era el verdadero estado de sus asuntos. Llevaba su felicidad como una máscara y la muchacha se había marchado con su careta y no había medio de ir hasta su puerta y pedir que se la devolviera".
Crítico con la sociedad (reflejo distorsionado de la actual) sobre el valor de la información (página 73): "Atibórralos de datos no combustibles, lánzales encima tantos <<hechos>> que se sientan abrumados, pero totalmente al día en cuanto a información. Entonces, tendrán la sensación de que piensan, tendrán la impresión de que se mueven sin moverse. Y serán felices..."
He subrayado muchos párrafos.
"Fahrenheit 451" forma parte de las más importantes distopías de la historia de la literatura junto a "Un mundo feliz" (1932) de Aldous Huxley y "1984" de George Orwell, en las que la sociedad es controlada y alineada.
Editorial: Orbis
Páginas: 184
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