Una casa en la montaña
El gran atractivo de "Una casa en la montaña" reside en la proximidad del acto teatral que recuerda a entornos como "La pensión de las pulgas" u otros espacios cerrados en los que convives con los actores, te miran, escuchas su respiración... Aquí nos sentamos unos veinte espectadores en una mesa, con sus viandas, y los tres protagonistas de la función.
Nos recibe a la entrada de la sala Javier Beltrán y nos cuenta una historia de ciencia ficción en la que un revolucionario apresado, hijo de la nobleza, puede decidir cómo morir: tres cápsulas diferentes cuyos efectos plantean una difícil elección. Tras este insólito relato, entramos en la sala y nos sentamos a la mesa, nos sirven agua o vino en un ambiente distendido y nos ofrecen un picoteo. Una vez atendidos, los dos actores (con el autor y director como un observador y anotador) inician sus roles y sabemos que nos encontramos en la casa de la montaña donde se va a alojar un famoso escritor... Las breves escenas de la intriga que se desarrolla se repiten con diferentes variantes o, más bien, posibilidades diferentes de evolución.
Habrá un episodio con zombis sin mucho sentido, una disrupción que se corregirá con un final que incluye otra pequeña historia sin relación con lo anterior. Si me he extendido en el contenido de la obra, con el riesgo de destripar más de lo debido, ha sido para dejar constancia de la irregularidad y simplicidad del argumento, aunque se revista con un apunte muy interesante sobre el filósofo Wittgenstein que tiene relación con la obsesión de uno de los personajes y con la estructura de variantes del relato.
La pasión en las cercanas interpretaciones, ese juego de posibilidades que puede tomar el desenlace de la historia y el clima de simpatía que despiertan estos tres protagonistas, llegan a conseguir que nos olvidemos que lo que cuentan es muy simple y a veces una tontería (lo digo desde el respeto, tontería como nimiedad o absurdo expositivo).
Tras algunas escenas muy intensas se siguen pausas como interludios desenfadados en los que se dirigen a los espectadores, incluyendo invitaciones a comer. La atmósfera de la obra me recordó una reunión de amigos en torno a un espacio (aquí no hay hoguera) para contarnos historias fantásticas o de intriga, aunque el público no interviene (ya te avisan desde el principio para que te relajes).
Javier Beltrán y Sergi Torrecilla están magníficos en sus interpretaciones.
"Una casa en la montaña" es una agradable reunión sin pretensiones.
Autoría y dirección: Albert Boronat
Intérpretes: Javier Beltrán, Sergi Torrecilla, Albert Boronat
Producción: Una casa en la montaña
Iluminación: Sergi Torrecilla
Teatro: Teatro del Barrio Del 14 de septiembre al 24 de noviembre de 2024 (algunos fines de semana)
Duración: 75 minutos aprox.
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