Las bárbaras
Una inteligente mirada a la generación de las mujeres que tuvieron que abrirse camino en la vida cuando todavía la sociedad franquista las tenía sometidas. Tres amigas que se enfrentan a sus fantasmas personales y, a sus 60 años, también a su resquebrajada relación entre ellas.
Encarna, Carmen y Susi son tres amigas que se van juntas a un hotel un fin de semana. El motivo de la reunión es la reciente muerte de una sobrina que tuvo relación también con el resto de las amigas. Cada una de ellas ha llevado una vida diferente y, sin perder el contacto del todo, se han alejado: la familia, el trabajo, rencores ocultos, prejuicios hacia las demás... Esta reunión se convertirá en una catarsis.
Cada una de ellas buscó su felicidad como quiso o la dejaron; lucharon por tener un lugar en la sociedad dominada por hombres o se dedicaron a la familia; siempre con renuncias, defendieron sus ideas y, todavía, siguen cuestionándolas o defendiéndolas. En sus experiencias vemos reflejado un feminismo incipiente que, además, no se siente reconocido por las generaciones posteriores: parece como si todo lo anterior no hubiera existido y todos los avances feministas fueran producto de hoy. Lucía Carballal decide echar una mirada a la generación anterior a la suya, la de su madre, y colocarla en su sitio, con las luces y las sombras que todas las personas tienen con independencia del tiempo y el lugar.
Con este enfoque, disfrutamos de un drama con toques de humor que se centra en la amistad de las mujeres que retrata y sus propias contradicciones. A través de sus discusiones iremos poco a poco descubriendo los roces entre ellas, la visión que tienen de su propia vida y de las demás. Lucía Carballal nos ofrece un texto con diálogos vitales, sinceros, llenos de frescura y pegados a la realidad. A la dramaturga le interesan los personajes, los trata con cariño, les confiere una identidad muy humana, con todas las incongruencias inherentes a las personas. Este es el gran valor de sus obras, ofrecernos un trozo de realidad con un material sencillo (que, en el fondo, es siempre más complejo de lo que parece).
La dirección destaca por su naturalidad, aprovecha con eficacia las limitaciones del espacio creado (el bar de un hotel con decoración retro) y permite respirar al texto con la inserción de una cantante en directo y bien medidos momentos de silencio. De forma acertada, consigue que los diálogos tengan el tono que precisan, entre la seriedad y el humor. El recurso de la cantante/presencia de la sobrina está muy bien logrado.
Destaca la interpretación de Ana Wagener, un torbellino de genio que llena toda la escena con su presencia. Amparo Fernández y Mona Martínez están perfectas en su papel, a pesar de que la voz de esta última debiera matizar mejor sus emociones.
La obra me pareció un poco corta de duración, en especial porque algún personaje tenía muchas más posibilidades de desarrollo. Experimenté esa sensación infantil de ¿ya acabó?
Después de leer y ver las últimas obras de Lucía Carballal, me parece una de las dramaturgas actuales más sólidas e interesantes del panorama teatral español.
Texto: Lucía Carballal
Dirección: Carol López
Intérpretes: Ana Wagener (Susi), Amparo Fernández (Encarna), Moma Martínez (Carmen), María Rodés (cantante)
Escenografía: José Navoa
Iluminación : Pedro Yagüe
Vestuario: Antonio Belart
Música: María Rodés
Ayudante de dirección: Xus de la Cruz
Producción: CDN, LAZONA Teatro
Teatro: Valle-inclán, sala Francisco Nieva
16 de octubre a 24 noviembre de 2019
Duración: 75 minutos