La rebelión de los hijos que nunca tuvimos
Una fábula cruel que muestra a un mítico pueblo que acoge a hombres y mujeres en su reino (mano de obra y riqueza) y deja un barco lleno de niños al azar. Una dirección y unos intérpretes formidables, un texto con bellas frases. Pero la obra termina por agotarse, no evoluciona a pesar del hipnotismo de las voces, los movimientos, las escenas de gran impacto visual.
En la ciudad de Proel, pueblo marinero, gobierna un emperador decrépito. El pueblo temeroso obedece sus órdenes. Aparece un barco cerca de la costa repleto de niños huérfanos, hijos de sus enemigos. Se decide dejarlos a su suerte. Pero un día amanece el pueblo lleno de esos niños, silenciosos, con mirada sobrecogedora...
Los actores conforman un pueblo que se une, se disgrega, se mueve a veces como una ola, las palabras se tapan unas a otras o surgen potentes y solitarias. La voz, los gestos, los movimientos, dirigidos y plasmados por ese grupo en escena, consiguen mantener tu mirada atenta. Incluso algunas frases hermosas, enigmáticas, con una cadencia de leyenda contada.
El simbolismo de la red, las manos a través de ella, las cajas... con pocos elementos, consiguen una gran belleza plástica y despertar la sensibilidad del espectador.
Este cuento que es cruel porque es metáfora de la inaceptable realidad del abandono de los emigrantes a su suerte, acierta plenamente al buscar la mirada del pueblo adulto sin caer en el drama fácil.
Las fábulas suelen ser breves, la lección, el simbolismo o el argumento, por su propia naturaleza, deben de ser breves. Los personajes suelen carecer de identidad, naturaleza psicológica más allá de lo que representan. Pienso que aquí reside el problema de esta obra, el motivo de que setenta minutos acaben agotando, cansando. Una lástima. Esta vez los hermanos Bazo no han acertado.
Texto: QY Bazo
Dirección: Eva Redondo
Actores: Rebeca Hernando, Marina Herranz, Rafa Núñez, Ricardo Reguera, Carmen Soler, Juan Vinuesa
Ayudante de dirección: Daniel Ramírez
Escenografía y vestuario: Karmen Abarca
Teatro: María Guerrero
Duración: 75 minutos
31 de mayo a 11 de junio